Palau Joan de Valeriola

Historia

El Palau Joan de Valeriola, sede de la Fundación Chirivella Soriano, es un excepcional ejemplo de vivienda señorial gótica. La construcción del edificio se produjo en la primera mitad del siglo XIV. Perteneció a una de las ramas de la familia Valleriola que, a su vez, dió nombre a la calle del centro histórico de València donde está situado. La vivienda fue la residencia del cavaller Joan Valleriola, al menos durante todo el siglo XIV y hasta principios del siglo XV. El último Valleriola que ocupó el palacio fue Gaspar, que alcanzó la categoría de noble y emparentó con la familia del papa Alejandro VI, Roderic de Borja.

Arquitectura

El valor patrimonial y arquitectónico del Palau se fundamenta en primer lugar, en sus espacios interiores: la diafanidad de su planta baja, basada en arquerías góticas que generan un espacio apto para funciones diversas, así como la amplitud de la planta primera o noble. En segundo lugar, en que conserva una suma de elementos góticos singulares: arcos, ventanas, sillerías. Y, en tercer lugar, la diversidad, la calidad y la antigüedad de sus artesonados, los cuales se encuentran en la mayor parte de los forjados originales que se conservan, y que los constituye en el elemento unificador y más representativo del edificio.

Alfarjes

El hecho más significativo del palacio es la colocación de alfarjes en todo el edificio, siendo especialmente relevantes por su rica policromía los dos situados en la planta noble, que pueden ser datados en el siglo XIV. Se encuentran representados blasones de diversos linajes, así como elementos decorativos, también se observan caracteres epigráficos cúficos y escudos, indicativos, estos últimos, de los distintos propietarios que tuvo el edificio en época medieval. Los alfarjes se encuentran en un excelente estado de conservación y presentan un notable interés histórico y artístico.

Restauración

El Palau fue adquirido en 2001 con el objetivo de restaurarlo para que acoja exposiciones de arte. Tras su restauración, se ha puesto en valor su sustrato gótico, el cual a pesar de las transformaciones sufridas a lo largo de seis siglos, pervive en espacios, arquerías y forjados. Se realizó una restauración respetuosa con los elementos originales según normas y criterios internacionales, basados en la conservación de los elementos decorativos y estructurales de interés. El palacio tiene tres plantas, con más de mil m2 de espacio expositivo, lo que permite albergar desde retrospectivas de autores a muestras colectivas.